Por Ivan Gomez
Hay una nueva especie en auge, una criatura mística que flota entre nosotros envuelta en incienso, tatuajes de mandalas, frases de Paulo Coelho y playlists de meditación en Spotify. Se les conoce como los predicadores del amor y la paz. Te abrazan con energía cósmica… hasta que opinas distinto. Entonces, cuidado: te lanzan chakras como cuchillos.
Irónicamente, muchos de estos apóstoles de la “luz” se comportan como inquisidores digitales si osas pensar por ti mismo. ¿Dijiste que no estás de acuerdo con el veganismo? Bloqueado. ¿Mencionaste que no crees en la energía de los cuarzos? Cancelado. ¿Sugieres que tal vez el horóscopo no rige tu destino amoroso? Te acusan de “energía tóxica” y te exorcizan con un hilo de Twitter.
Un estudio del Pew Research Center en 2023 encontró que el 61% de los adultos en EE.UU. evitan compartir sus opiniones políticas o espirituales en redes por miedo a represalias sociales, incluso entre amigos. ¡Sí! Incluso en espacios donde supuestamente “todas las vibraciones son bienvenidas”. ¿Ironía? No. Hipocresía con velas aromáticas.
Y no, no hablamos solo de hippies de Instagram. También está la versión “corporativa”: el coach de vida que te cobra $250 la sesión para enseñarte a “aceptar al otro”… mientras bloquea a quien cuestione su método piramidal de abundancia.
Lo más trágico es que esta intolerancia zen se disfraza de superioridad moral. Porque claro, ellos no están siendo groseros, están protegiendo su energía. No te están insultando, están elevando su vibración lejos de tu negatividad. En otras palabras: si no estás de acuerdo, simplemente eres un ser inferior.
Es hora de decirlo con todas sus letras: el verdadero amor y la verdadera paz no temen a la disidencia. Se sostienen incluso cuando alguien opina diferente. Lo demás, por más incienso que huela, es solo ego disfrazado de espiritualidad.
Así que, la próxima vez que alguien te predique amor universal pero no soporte que votes distinto, dile con calma: “Om… verte lejos”.
Leave a Reply